Este año 2021, la Unión Cicloturista Burgalesa tenía pendiente la 24 edición de las Lagunas de Neila, edición que debiera haberse celebrado en 2020 pero la situación sanitaria mundial detuvo la celebración de muchas pruebas deportivas de distintos niveles. Esta anulación truncó el objetivo de celebrar la 25 edición de la prueba y que hubiera coincido con la temporada de oro de nuestra sociedad, que iniciamos en 1972. A pesar de esa decepción, la organización mantuvo en su programa de actividades de este año el poder lanzar su celebración y hemos barajado en varias ocasiones de celebrarla o posponerla para el 2022.

Cuando desde las autoridades sanitarias vieron que la situación del Covid-19 había remetido a unos niveles más seguros para los participantes, la organización decidió, con el apoyo del Instituto Provincial para el Deporte y  Juventud de la Diputación de Burgos, como del Ayuntamiento de Quintanar de la Sierra, tomar la decisión de hacer frente a esta pandemia.

Esta prueba está encajada dentro de BURGOS CAPITAL MUNDIAL DEL CICLISMO VIII CENTENARIO DE LA CATEDRAL DE BURGOS -2021.

La prueba contó con los tradicionales colaboradores como Grupo Ureta, Frutopía, Deportes Manzanedo, Florbur,  Cristalería Castilla, Cuna de Salud, Casa Ramón, a la Asociación de Moteros de Burgos, Aspaym, así como un gran número de comercios de la bicicleta: Al-Límite, Fuentecillas, Más Bici, Ruedas Custom, Burgos Bikerental, Viking Bike Story, Bikdextrem y Ciclos García. La prueba se puso en marcha, en primer lugar, buscando un recorrido atractivo, quizás más histórico que como gran reto ciclista, pero a pesar de ello era necesario ponerse en marcha.  

En un plazo muy corto, en apenas un mes, que es plazo en el que se tarda en tramitar una ruta en la provincia de Burgos, la organización se marcó como objetivo celebrar la prueba el domingo de 18 de julio, buscando un recorrido que hiciera olvidar las penalidades de 2020.

La prueba debía a volverse a iniciar en Quintanar de la Sierra y, desde allí, buscar un recorrido de unos 160 km. en los que los participantes descubriesen la provincia de Burgos. La ruta planificada siguió el siguiente recorrido: Quintanar del Sierra, Vilviestre del Pinar, Palacios de la Sierra, Castrillo de la Reina, Salas de los Infantes, Hacinas, Carazo, Santo Domingo de Silos, Santibáñez de Val, Retuerta, Covarrubias, Hortigüela, Cascajares de la Sierra, Barbadillo del Mercado, Pinilla de los Moros, Piedrahita de Muñó, Vizcaínos, Barbadillo del Pez, Vizcaínos, Quintanilla de Urrilla, Vallejimeno, Huerta de Abajo y Huerta de Arriba. Desde allí sólo restaba entrar en el Parque Natural de las Lagunas de Neila y terminar la prueba en la cima.

Una vez configurado el recorrido, fue el momento de saber cuántos participantes podría convocar la organización. Finalmente respondieron 196 participantes, de 27 provincias y, como no podía ser de otra manera, el 30% por ciento burgaleses (59). Una vez lanzada, sólo quedaba preparar la logística y los detalles necesarios para que la prueba fuese un éxito. Pero según se acercaba la fecha fijada, la crisis sanitaria nos amenazaba con tener que cancelar la prueba, a pesar de protocolo sanitario que habíamos redactado.

Finalmente la cita se pudo poner en marcha con las medidas anticovid necesarias para seguridad de todo el pelotón ciclista. El sábado 17 de julio tuvo lugar la entrega de dorsales y retiraron casi 115, de gente desplazadas de otras zonas y de ciclistas cercanos a Quintanar. El gran día 18 fueron llegaron el resto de participantes que se acercaron ese mismo día desde sus lugares de origen. El día amaneció frío y con una pequeña brisa, pero las previsiones meteorológicas habían anunciado un aumento de las temperaturas, que les iba hacer disfrutar de un buen día de ciclismo.

A las 8:30 h., la alcaldesa María Monserrat Ibáñez, dio la salida desde Campamento Juvenil de Quintanar de la Sierra. Una salida neutralizada con el fin de evitar aglomeraciones en la zona de la Plaza, lugar habitual de la salida en la ediciones anteriores.

En una ruta de marcha de estas características y con esta distancia, las capacidades de los participantes son muy desiguales. Unos se lo tomaron como una competición y otros su objetivo fue completar el recorrido sin fijar ninguna referencia de tiempo. De esta forma, entre el primero que llegó a la cumbre y los últimos, hay casi 4 horas de diferencia. Y quizás el que más mérito tenga no es el que complete la ruta en el menor tiempo posible sino el que de verdad haya disfrutado de nuestra propuesta.

Esta edición termina aunque quedan algunos flecos, pero han pasado de edición y para la próxima el reto será poder celebrar por fin las 25 ediciones, si esta situación permite a la organización trabajar en ella con tranquilidad.